LA QIMERA DEL ORO
Hace un tiempo he venido meditando en cómo el hombre fue extraviado por la quimera del oro.
En un comienzo el hombre vivia feliz, comía de los frutos que la tierra le daba, sabía que los alimentos estaban ahí, en los arboles, no cultivaba, no trabajaba para sustentarse. Se hizo luego cazador,( según Rousseau, el hombre primitivo no fue carnívoro*) se agrupó luego en aldeas, y todo parecía llevar a que la armonía reinaría por siglos en tal estadio No se tenía idea de lo mio y lo tuyo, todo era común.
Hubo un momento en que un hombre dijo: esto es mio, y consiguió que los demás lo aceptasen; asi empezó la propiedad privada sobre las cosas (Para Rousseau, este fue el comienzo de todas las desdichas del hombre, pues ahí empezaron las envidias, los robos, las reyertas, las luchas entre los que tenian mucho y los que nada o poco tenian, etc**). A renglón seguido, el hombre primitivo, que confiaba en la Providencia que dia a dia le daría su sustento, desconfió del porvenir, vio que
talvez en el dia de mañana no tendría qué comer, y empezó a guardar, y no solamente a guardar, sino a atesorar, a tener para toda la vida, para dejar de trabajar (si trabajar era alzar la mano y bajar los frutos de los arboles, o tirar una flecha contra un venado), para dejar a sus hijos “bienes” (surge aquí, junto a la ley de la propiedad privada, la ley de la herencia).
Ahí perdió el hombre su primigenia felicidad. Se hizo avaro, desconfiado, el egoismo mató ese primer hombre hermanable, que veneraba a la tierra como madre común.
¿Cuándo surgió el oro como nuevo dios, que remplazó a la Providencia? Ya se habian formado los pueblos, y al empezar a cambiar unos pueblos con otros las cosas que en unos sobraban y en otros faltaban, se hizo necesario un elemento que todos los aceptaran como un bien facil de guardar,divisible, perenne. Y Dieron con el oro! Que el oro sirviera como medio de intercambio entre los pueblos, bien. Pero he aquí que el hombre primitivo habia muerto, y ahora vivía el hombre egoísta: hay que atesorar el oro, pues el que tenga ese metal, dominará al mundo. Hay que decir que cuando se estableció el sistema de propiedad privada, la avaricia hizo que los mas astutos, o los mas fuertes, se hicieran a las mejores tierras, y pusieran a los que no lograron hacerse a bienes, a trabajar para ellos. Se creó desde entonces la explotación de unos hombres por otros. Al darle los hombres por común acuerdo al oro la importancia que antes no tenía, estos hombres que formaron ya la clase poseedora, se hicieron
al oro, como elemento de dominio sobre sus semejantes. Y desde entonces, el hombre ha llenado mileniosy siglos de historia en su lucha por tener oro, y mas oro. Las luchas de hoy, son por poseer oro en cantidad que suficiente para así dominar , para estar en la cúspide la pirámide social.
Algunas sociedades no habian dado al oro la importancia que le dieron los europeos . Los indios americanos tenían al oro como un adorno.. Hacían aretes, caretas, estatuillas que no tenian carácter de dioses. La necesidad de una moneda la satisfacieron los aztecas, con el cacao: pepas de cacao eran las monedas. Los chibchas usaban como moneda los panes de sal que extraían de Zipaquirá. Los indios quedaron extrañadísimos que los españoles dieran tánta importancia al oro. Dijo el cacique Hatuey, mostrando un pedazo de oro: He aqui el dios de los cristianos!
Y cuando los indios entendieron que los españoles venían a esclavizarlos, y que por el oro eran capaces de matar y morir, les hacían guerra y cuando los cogían, derretían oro y se lo echaban por la boca, para saciarles así su sed!
Las cosas tienen para el hombre un valor equivalente a la utilidad que le presten. El agua , el sol, el trigo, nos son necesarios para nuestra supervivencia. El oro no. Los hombres, de común acuerdo, acordaron darle el valor que tiene hoy,y nos vemos hoy ante este dios que todo lo mueve: Los Bancos son templos donde va la gente a rendir su tributo a ese dios. En las bóvedas de los bancos del Estado está en cerros de lingotes, gruesas paredes enmalladas en hierro lo guardan. A su alrededor hay todo un entramado de seguridad para cuidarlo: sistemas de alarmas, guardias, etc. Si es asaltado, el aparato del Estado con su gendarmería motorizada se moviliza para reducir, aún matándolos. a los asaltantes. Es el dios del mundo.
¿Podrá el hombre libertarse de esta esclavitud?
¿Cual es el fin de la vida? La felicidad. Qué es la felicidad? La consecusión de bienes necesarios para vivir: tener un hogar, un trabajo, pertenecer a una sociedad a que se sirve con el trabajo y que nos da lo necesario para vivir. ¿Cuándo ocurrió que teniendo lo necesario para vivir, quisimos tener más? Ahí empezó nuestra infelicidad. Desconfiamos de la Providencia, y empezamos a atesorar, quizá quitándole
a los demás. Ahí empezó la infelicidad del hombre. El querer ser poderosos, reyes, potentados. En un cuento de Tolstoy, un rey quería obtener la camisa del hombre feliz. Antuvo todo el reino preguntando a cada cual ¿Usted es feliz? Y todos les respondían que no. Llegó al fin a una choza, y el hombre que allí vivia, que era feliz, no tenía camisa!
Será el hombre feliz en la medida que se liberte de la esclavitud del oro, en otras palabras, de las riquezas. Sólo lo necesario: trabajo para atender a sus necesidades,sirviendo a la vez a la sociedad; sus necesidades van desde el pan de cada dia hasta tener una vivieda digna, educar sus hijos, y acceder en la edd longeva a una pension digna.
En lo que yo he observado en la actual sociedad, el pueblo es feliz. Es explotado en su trabajo, mas no lo advierte. Gana para comer, vive medianamente, se divierte los domingos en los estadios, va al templo. Ese pueblo está entre dos minorías: la burguesía, y los desheredados, los sin trabajo. Aquellos han formado una clase social homogenea, que se ha parapetado en el Estado para defender su posición prevalente: éstos tambien han formado sus organizaciones, llámense bandas, grupos guerrilleros, etc. Entre estos grupos hay una guerra a muerte. La oligarquía se parapeta en el Estado para perpetuarse en su posición. La contraparte ataca sin cesar. Es una lucha social que durará siglos, hasta que el equilibrio primigenio, cuando todos los hombres tengan sólo lo necesario y por igual, se restablezca.
¿Quieres ser feliz? No finques tu felicidad en los bienes terrenales. Ten lo necesario para vivir. No desconfíes del porvenir. El sermón de la Montaña es la mejor guía para el hombre feliz: que cada dia tenga su afan.
El hombre que tiene más de lo necesario, lo ha quitado a un semejante. Lo ha quitado valiéndose de la posición dominante que el sistema social otorga al poderoso: Con su negocio explota al mercado y a sus trabajadores. En Cachipay, pueblo donde pasé mi juventud, conocí a don Gumercindo Romero, quien era dueño de las mejores casas del pueblo, y de mas de 20 fincas, grandes y pequeñas. Prestaba dinero y remataba los deudores. El sistema le permitía que con cuatro cosechas podía comprar otra finca. El capitalismo salvaje permite que quien tenga, cada dia tenga mas. El obrero siempre gana lo mismo, el empresario atesora . En mi trabajo en el banco, veía que los trasportadores tenian cada año un bus mas: la explotación del mercado y de los choferes, le permitían el crecimiento de su capital. Pero estos señores no son felices. No duermen tranquilos, la conciencia los despierta, temen a toda hora ser robados, asaltados, secuestrados. El exceso de dinero los lleva a tener varias mujeres, y algunas veces terminan muertos violentamente, a manos de algún celoso. Conocí el caso de un señor dueño de una cadena de droguerías. Habia hecho su capital empezando de cero, en Barranca. Ya siendo potentado necesitó cuidar sus intereses, y recurrió a los paramilitares; mensualmente les aportaba una suma millonaria. Entró en amistad con un jefe paramilitar. Se enredó con la mujer de éste, quien, por celos, lo mató. Como el matador actuó sin contar con su superior en la organización, éste ordenó matarlo en la cárcel, cosa que ocurrió en pocos días: le pusieron una bomba en su celda. El oro nos lleva a la posesión de lo ajeno, sin respetar nada, y qué obtenemos? La muerte! ¡Hasta donde nos lleva este falso dios!
Huyamos del oro, no nos postremos ante este dios falso. Teniendo sólo lo necesario, no nos perseguirán los ladrones, no sufriremos ser secuestrados, asesinados para despojarnos, etc.
Hace un poco de años acuñé una frase, que la coloqué como epígrafe del editorial de una revista que sacamos en la cooperativa del banco: Dice Así: EL SIGNO DE ESTA EPOCA ES TENER, TENER Y TENER... MAS YO LES DIGO:. HACER, CREAR, Y DAR, Y DAR, Y DAR!
. *Rousseau, en “El origen de la desigualdad entre los hombres”.
**Rousseau, en “ El Contrato Social”.
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