jueves, 12 de septiembre de 2013


 

 

 

 

Un episodio heroico en la conquista de America

 

EL SUICIDIO DE NUESTOS INDIOS EN LA FLORIDA

 

 

El inca Garcilaso  escribió una crónica sobre la conquista de la península de La Florida basandose en informes de participantes q. escribieron sobre estos hechos.

En esa historia un hecho q. me conmocionó fue el q. protagonizaron los indígenas de la  esa península, al ver q. los españoles los obligaban a sacar oro,  se ahorcaron en masa. Escribió Garcilaso:

 

“…y entonces estaba aquella tierra próspera y rica y muy poblada de indios, los cuales, dieron en ahorcarse casi todos; y la causa fue que como toda aquella región sea muy caliente y humeda, la gente natural que en ella habia, era regalada y floja para poco trabajo, y como por la mucha fertilidad y frutos que la tierra tiene de suyo, no tuviesen necesidad de trabajar mucho para sembrar y coger, que por poco maíz que sembraran , cogían por año más de lo que habian menester para el sustento de la vida natural, que ellos no pretendían otra cosa; y como no conociesen el oro por riqueza, ni lo estimasen, haciales de mal el sacarlo de los arroyos y sobre haz de la tierra donde se cria; y sentían demasiadamente, por poca q. fuera la molestia que sobre ello les daban los españoles; y como también el demonio incitase por su parte, y con gente tan simple, viciosa y holgazana  pudiese lo que quisiese, sucedió que por no sacar oro, que en esta isla lo hay bueno y en abundancia, se ahorcaron de tal manera  y con tánta prisa , que hubo dia de amanecer cincuenta casas juntas  de indios ahorcados, con sus mujeres, hijos, de un mismo pueblo, que apenas quedó en él hombre viviente, que era la mayor lástima del mundo verlos colgados de los arboles como pájaros zorzales, cuando les arman lazos; y no bastaron remedios que los españoles procuraron e hicieron para estorbarlo. Con esta plaga tan abominable se consumieron los naturales de aquella isla y sus comarcas, que hoy casi no hay ninguno.”

 

¡Sacrificarse antes de ver lo q. ellos consideraban un sacrilegio contra natura!

Garcilaso, hijo de india noble, no comprendió este gesto de su raza, Lo atribuyó a artes del demonio, a sus creencias  les  dice “plaga abominable”. Pudo más la orgullosa la sangre española de su padre.

Yo creo q.  ellos consideraron un sacrilegio sacar ese oro de la tierra y llevarlo a otra nación, y prefirieron la muerte a presenciar este para ellos crimen imperdonable.

 

Este episodio se puede comparar con el sacrificio de Masada, donde cientos de judíos se suicidaron antes de ser súbditos del imperio romano. De seguro q. esta página no la leyó Eduardo Galeano cuando preparaba su “Memoria del Fuego”, pues la habria  puesto en su libro.

 

El Hombre no se ha curado aún de la quimera del oro q. ya podríamos llamar locura. Hoy mueven miles de toneladas de tierra para sacar unos kilos, los bancos son templos donde se adora este idolo, las reservas de los bancos centrales son catedrales en cuyos santasantorums aparece  en panelas, celosamente guardado bajo bunkers de hormigon..

 

A tal extremo ha llegado esta locura, a cuya cabeza están los gobiernos, q. en la reciente depresión q. afectó al mundo capitalista, mientras todos  los bienes se depreciaban, el oro subió de precio cinco veces!

 

Las llamadas civilizaciones mueren por sus desviaciones. . Y ésta está matando a la madre de toda la Humanidad, La Tierra, para construir palacios, naves espaciales y fundir barras  de oro..

 

Bmanga set/2.013

lunes, 2 de septiembre de 2013


S E M I L L  A S    A  L   V I E N T O

                             Julio/2.013

                              

 

                             G U A D AL U P E,   E S T A S   V I VO

 

Esta mañana en la radio escuché la historia de tu epopeya.

Fue en Arauca. Ante el bárbaro hucacan desatado por el gobierno de Ospina primero y luego de Gomez, q. devastaba tu tierra, tu mundo, con 3 escopetas y 17 lanzas empezaste la lucha. Las primeras armas fueron las de los primeros chulavitas muertos. Y fuiste creciendo, creciendo, hasta tener un ejército de miles de hombres.

Fueron muchos tus combates, tus hazañas.   La  mas famosa, la toma de Paez. Vestiste a tus hombres con ropas de enemigos  muertos en combate, te presentaste en la madrugada simulando ser refuerzos del gobierno. En el patio, le gritaste al capitán:

-¡Soy Guadalupe Salcedo, defiéndanse, cobardes!

No quedó uno vivo, a pesar de q. les diste campo para pelear! La misma cobardia con la q. mataban los mató.

 
Cuando la oligarquia conservadora vio q. su gobierno no podía contra el Llano alzado, (la sangre de los llaneros caidos rebrotaba convertida en combatientes, las piedras se convertian en hombres!) q. el Llano   estaba  ganando la guerra y ya se metia al centro del país (unos dias antes habian atacado la base naval de Palanquero, sobre el rio Magdalena), hizo un relevo en la silla de Bolivar y  fue el gral. Rojas Pinilla el q. te ofrecio la paz junto a los otros comandantes.

Fuiste el último en entregar las armas.

 Volviste a tu terruño…Pero… Ay, qé ingenuo tu corazón de paloma!, como a Sandino, te invitaron a la fría  Bogotá,  tan distinta a tu tierra, y en una noche aciaga  te acribillaron los policías secretos!

 Tu muerte no fue vengada, como la de Galan, Policarpa, Antonia Santos y los martires de Morillo la fueron en el Pantano de Vargas y Boyaca…

 ¿Para qué la venganza? Volver a luchar, matar, morir, pactar y ser traicionados? No hacia falta: mataron tu cuerpo, tu alma se volvió fuerza, camino, vida en toda la Patria. Han pasado las décadas y te sentimos cada vez q. te nombran, en el aire, en las canciones de tu llano, cuando se recogen las cosechas y cantan los contrapunteadores, en el beso de los enamorados, en la brisa, en nuestro corazón…estas vivo mientras los q.  mataron tu cuerpo son polvo en el viento y si acaso los recordamos es para execrarlos y lamentar q. hayan vivido.

Te he llorado hoy, Guadalupe, hermano mayor. Siempre se llorará por los mártires. Los indios ecuatorianos visten de negro…es el luto q. guardan por Atahualpa… Y cuando lo evocan, como hoy nosotros a ti, sus ojos se humedecen de lagrimas q. consuelan el alma…